Es una de las enfermedades emocionales más sutiles que existen. Sin embargo, el aislamiento puede ser la punta de un iceberg que puede provocar un gran daño en la vida emocional de tu hijo.
Por Adrián Aquino
Educador Emocional
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Quizás hayas detectado que la comunicación con tu hijo ya no es como antes, no comparten tiempo juntos como quisieras, lo notas distante. Tal vez internamente pienses que este comportamiento es normal y lo atribuyes a su edad. Pero como padres, no debemos ignorar que el aislamiento de un hijo puede esconder un conflicto interior que necesita ser atendido.
¿Qué es el aislamiento?
El aislamiento es una enfermedad emocional que nos priva de la posibilidad de relacionarnos sanamente con nuestro entorno, y esta no discrimina edades, ya que pueden atravesarla desde niños hasta adultos mayores.
¿Cuáles son los síntomas del aislamiento?
Hay síntomas que podemos identificar por diferentes tipos de comportamientos, como por ejemplo:
-Encerrarse en sí mismo
-Dormir en exceso
-Abusar del uso de las redes sociales o la televisión
-Negarse a salir
-Comenzar a perder contacto con las amistades, al punto de cortar las relaciones
-Empezar a aludir que está mejor solo/a, que no necesita de nadie más
-No querer trabajar en equipo
-No confiar en nadie
-Perder la capacidad de sociabilizar
Es importante reconocer si tu hijo presenta esta patología, ya que una persona que permanece aislada puede llegar a caer en adicciones.
El término adicciones se compone en su origen por dos palabras “a” que significa “sin” y “dictun” que significa «dicho» (hablar/decir). Entonces, adicción significa “SIN-DECIR”. Quien sufre adicciones es aquel que tiene problemas de para expresar lo que siente, por lo que busca escapar de esta realidad, con una actividad o conducta que se vuelve nociva.
El aislamiento puede desencadenar adicciones
¿Cómo combatir el aislamiento?
Podemos lograrlo a través de dos pasos:
En primer lugar debemos reconocer donde se originó esta conducta en nuestro hijo. En muchos casos, sucede que el individuo que se aísla, lo hace porque atravesó en algún momento de su vida una situación traumática, tal como rechazo, abandono, maltrato físico o verbal, o sobreprotección, que lo condicionaron y le generó inseguridad en sí mismo para relacionarse con las demás personas. Dichas experiencias, al no saber cómo expresarlas, provocaron que las emociones sean reprimidas.
En segundo lugar, es importante implementar con ellos una nueva metodología de comunicación, que consiste en generar un ambiente para que nuestro hijo comience a expresar lo que siente, sin sentirse prejuzgado y demostrándole que sin importar cual fuere la situación emocional que esté atravesando, estamos interesados en su bienestar.
También debemos reforzar el vínculo padre e hijo para poder acompañarlo en este proceso de sanidad de sus emociones, y lograr una apertura que le permita volver a relacionarse con su entorno (familia, amigos, compañeros, etc.) De ser necesario alentarlo para que busque ayuda de algún profesional que lo pueda guiar a salir del aislamiento.