sábado, julio 27, 2024

No sea cosa que el cisne negro provenga desde el fútbol

El viento de cola que el gobierno siente que se inició a partir del resultado favorable en las PASO podría encontrar un escollo inesperado en el plano deportivo. Con todo, descuentan que una catástrofe deportiva no aguará lo que ya consideran definido a nivel electoral.

Por José Angel Di Mauro

Siendo esa actividad un eje fundamental de su gestión de gobierno, el presidente Mauricio Macri no podía estar ausente en la Convención de la Cámara Argentina de la Construcción, que cerró con un mensaje de fuerte apoyo al sector en el que, dijo, se están generando “más de veinte mil puestos de trabajo por mes”. El auditorio aplaudió fuerte y se retiró presuroso para llegar a tiempo para ver Argentina-Perú. El Presidente hizo propio, y siguió las incidencias del partido junto a su esposa en el living del chalet presidencial en Olivos.
Le hubiera encantado estar en la Bombonera, adonde por supuesto lo había invitado su amigo Daniel Angelici, pero bien se sabe desde tiempos de Menem que no es aconsejable para un presidente tomar semejantes riesgos. Un resultado adverso es una mácula difícil de eliminar en un país tan cabulero como el nuestro. Y está también el riesgo de que a uno lo silben… Que le pregunten sino a Dilma su experiencia en los Juegos Olímpicos, cuando comenzó a verificar su pendiente definitiva. Pero ya se sacará el gusto Macri -ha dicho a sus allegados-, más no será en plena campaña, ni mucho menos con esta selección tan poco confiable, en circunstancias tan dramáticas como la que muestra a la Argentina en serio riesgo de no ir a Rusia.
En eso debe haber pensado Macri cuando promediando el partido del jueves vislumbró que la pelota no iba a entrar nunca en el arco peruano. Es impensable que no se haya preguntado entonces de qué manera podría influir semejante frustración el domingo electoral, para el que faltan apenas dos semanas. Consultado al día siguiente del inquietante 0 a 0, un funcionario relativizó en la Casa Rosada que un resultado adverso repercuta en las elecciones. Ni siquiera con un gobierno tan identificado con el fútbol, que acaba de postularse oficialmente junto a Uruguay y Paraguay para organizar el Mundial 2030. Veremos. ¿Veremos?…
Los manuales de campaña parecen resistirse a incluir situaciones deportivas en la categoría de “cisnes negros” en vísperas de una elección. Tal vez deberían: quedarse fuera del Mundial sería una catástrofe nacional de impensable proyección. En el ánimo general y para las empresas auspiciantes, que ya están fastidiadas con la AFA porque sus jugadores no brindan notas.
En el gobierno llegaron a temer que se transformara en un cisne negro el caso Maldonado. Ya no, aclaran fuentes oficiales consultadas, que consideran que la politización extrema terminó poniendo a resguardo al gobierno, y estiman que más allá de un manejo errático que tuvieron por momentos, lograron finalmente encausar la situación. Tienen además encuestas donde la ministra Patricia Bullrich muestra una muy buena imagen.
¿Podría influir sí un resultado adverso este domingo en Corrientes? Esa provincia y Santiago del Estero son las únicas disociadas del resto en el cronograma electoral, y allí Cambiemos pone en juego uno de los cinco distritos que gobierna. Los antecedentes son favorables, pues ya este año se dio allí una gran sorpresa cuando un radical le arrebató al peronismo la capital provincial, y además el oficialismo se impuso en las PASO. Pero las encuestas para este domingo muestran cierta paridad y el radicalismo acumula el desgaste de 16 años en el poder. Mauricio Macri estuvo el miércoles apoyando al candidato de Cambiemos y Rogelio Frigerio cerró la campaña al día siguiente, pero de todos modos -si bien son optimistas- en el gobierno no creen que un resultado adverso pueda modificar la ola nacional que imaginan favorable para el domingo 22.
Muy por el contrario, derrochan optimismo y el mismísimo Presidente considera que la suerte está echada -según se exhibió el 13 de agosto-, que los resultados van a ser aun más contundentes, y que provincia de Buenos Aires será la frutilla del postre, pero así no ganaran ahí el éxito de Cambiemos está garantizado. Lo referente al principal distrito del país en realidad lo dice con la convicción que le dan las encuestas favorables que manejan. Trascendió incluso que tienen una que le da hasta 6 puntos de ventaja a Esteban Bullrich sobre Cristina Kirchner y que prefieren no ventilar. Un reconocido encuestador que no trabaja para el gobierno detalló en la semana en un panel en el que participaba que Cambiemos está arriba por 4 puntos, pero en la intimidad confió luego que sus encuestas le daban 6.
No es el ambiente que se respira en el comando de campaña bonaerense, donde son mucho más cautos y en la intimidad hablan de “paridad”, limitándose a admitir cierta ventaja propia. No se sabe si cuentan con números más certeros, o si la cautela es una estrategia para evitar una peligrosa relajación. Cierto es que las encuestas se han demostrado demasiado falibles en los últimos tiempos.
Como sea, ya sin posibilidad de hacer campaña inaugurando obras, ahora sacarán a la cancha al as de espada con que cuentan: María Eugenia Vidal, quién si no… La gobernadora entrará estas últimas dos semanas en “modo campaña”, esperando la oportunidad de exhibir el discurso que para las PASO le permitió exponer el comunicador kirchnerista Diego Brancatelli. Ahora Mariú tendrá la oportunidad de confrontar directamente con Cristina Kirchner, habida cuenta que la expresidenta abandonó su estilo “hada buena” y hasta se tienta a cruzarla en los reportajes semanales que concede. Sin nombrarla, el jueves pasado se refirió a Vidal como “la sultana de la provincia de Buenos Aires”. Podría ir más lejos: en privado se le escuchó a Cristina referirse a la gobernadora con un despectivo “esta chica”…
De manera inédita, en cercanías de la expresidenta se escuchan voces que hablan de un escenario adverso que la propia Cristina admite en privado. Pero de todos modos aclaran que ella estará lejos de mostrarse vencida, si finalmente ese es el resultado. De cara al peronismo en el que ahora se referencia permanentemente, reivindicará los más de 3 millones de votos que obtendrá, para demostrar que no hay nadie en ese partido que tenga ni de lejos semejante caudal electoral. Será lo que esgrimirá en 2019 ante quienes quieran despegársele.
Y en tren de despegarse, así se tomó la visita que en la semana realizaron al presidente del bloque PJ-FpV, Miguel Pichetto, tres intendentes encolumnados en Unidad Ciudadana, Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas), Gustavo Menéndez (Merlo) y Santiago Magiotti (Navarro). La exmandataria acusó el impacto, y al día siguiente se mostró con el intendente de Hurlingham, Juan Zabaleta, que tras las primarias se despidió de Randazzo para encolumnarse detrás de Cristina.
El enfrentamiento entre CFK y Pichetto será para alquilar balcones. El despacho del rionegrino en el Senado se ha convertido en la Meca hacia donde peregrina buena parte del peronismo. El día previo a la visita de los intendentes allí estuvieron diputados del bloque Justicialista y el gobernador riojano; y el jueves la conducción cegetista se reunió con Miguel Pichetto y otros senadores. En todos esos encuentros se habló de “la Argentina que viene”.
Ya está establecido que pasadas las elecciones, entre el 25 y el 26 de octubre gobernadores, diputados y senadores del peronismo se reunirán en el Consejo Federal de Inversiones (CFI), para analizar el Presupuesto 2018 y una postura conjunta ante el Poder Ejecutivo. Esa será la excusa; el objetivo concreto es ambicioso y apunta a lograr una unificación del peronismo sin el cristinismo, que tendrá como centro de operaciones el Congreso de la Nación. Allí el peronismo quiere organizarse con interbloques en ambas cámaras que aglutinen a una oposición afín que no responda a la expresidenta.
Pero Cristina Fernández de Kirchner no solo estará presente en el Senado, con todo lo que ello conlleva, sino también tendrá una importante representación en la Cámara baja, donde contará con un piso de 55 diputados que le respondan. El interbloque con el que sueñan Pichetto, Diego Bossio y compañía tendrá que trajinar mucho para equiparar esa cifra. En el Senado, la expresidenta reunirá a una decena de seguidores. Pichetto los duplica largamente, pero la escisión que los kirchneristas dicen que no podrán atribuirles a ellos dejará muy posiblemente a Cambiemos como primera minoría en la Cámara alta.
Ahí se entiende el optimismo que reina en el oficialismo, más allá de las encuestas que le sonríen. Por más que el peronismo haga planes ambiciosos sobre su unificación, las discrepancias internas y la falta de un liderazgo concreto -indispensable en una fuerza como esa-, es un hándicap demasiado grande para cederle a un oficialismo ganador.

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