sábado, julio 27, 2024

LA ARGENTINA DE LOS ABOGADOS. Por el Dr. Lucas Prieto Schorr

En estos días en que la Justicia es ampliamente cuestionada por el obrar de sus integrantes no vale la pena sumar tinta a aquellos que desprestigiaron esta noble profesión porque afortunadamente la historia de nuestro país siempre estuvo marcada por ilustres abogados que dejaron su huella en la sociedad. Vale el caso de Juan Bautista Alberdi quien fue uno de los pensadores más importantes del siglo XIX y uno de los idearios de nuestra Constitución Nacional. Además de ser la razón para este día: En 1958 la Federación de Colegios de Abogados eligió la fecha de su nacimiento para celebrar el día del abogado.

Nuestro país tuvo 28 presidentes abogados. Desde 1983 a la fecha todos habían obtenido este título, a excepción de Mauricio Macri. En esta realidad, la Universidad de Buenos Aires fue la casa de estudios en el mundo que más presidentes formó con 15 mandatarios.

A nivel mundial más de 20 premios nobeles estudiaron derecho y ahí podemos recordar a Carlos Saavedra Lamas que fue el primer argentino y latinoamericano en obtener dicho galardón por su labor de mediador en la guerra entre Bolivia y Paraguay, en 1935.

También podemos nombrar personas del derecho, a nivel internacional hombres que dejaron su huella en el mundo y pocos lo saben: Nelson Mandela y Mahatma Ghandi fueron dos perfiles que también entre sus diversas formaciones y vocaciones incluyeron la jurídica.

En el mismo sentido es oportuno recordar al filósofo del derecho Emmanuel Kant que decía que “el camino para lograr la paz duradera es el derecho, creador del estado civil, un estado donde prevalece la concordia y la armonía de todos los hombres”, más de 20 ramas del derecho desde penalistas hasta ambientalistas garantizan dicha armonía en nuestras sociedades actuales.

Ahora bien, en este día y para dar respuesta a todos los que nos critican y denostan por el solo hecho de ser, es que me pregunto ¿cómo sería un mundo sin abogados? Y no es dificil pensar que el Estado monopolizaría todo el poder y que a la sociedad le cabria aceptar lo que se decida sin posibilidad de queja alguna frente a todas las arbitrariedades y abusos que una posición dominante ejerce cuando no tiene quien la interpele. Nadie defendería las minorías y la interpretación de la ley siempre estaría a favor del soberano.

Por eso es importante el rol del buen abogado, aquel que enseña, el que escucha a su cliente, el que trata de darle la respuesta adecuada, aunque no coincida con sus intereses, el que no abandona a su defensa sabiendo que quizás le toque perder en juicio y el que defiende las causas imposibles por amor a la profesión.

En estos tiempos de crisis muy profunda, la sociedad debe volver a creer y consolidar uno de los fines enunciados en el Preámbulo de la Carta Magna como es afianzar la Justicia. Y parece que, para ello, para constituir la unidad nacional, consolidar la paz interior, proveer la defensa común, promover el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad se volvió a elegir mayoritariamente a un abogado. Tan malos no seremos. Felicidades.

Dr. Lucas Prieto Schorr – Director de El Monitor de la Justicia

 

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