Así lo hicieron ayer por la tarde en esa provincia, donde un grupo de manifestantes se hizo presente en la vivienda de la legisladora Claudia Najul, cercana al centro de la ciudad capital. En 2018 votó a favor del proyecto de aborto legal, que luego fue rechazado por el Senado nacional.
La convocatoria llamaba a una “jornada de oración” por la conversión de la diputada Najul, y se publicaba la dirección de su casa, donde luego se hicieron presentes un pequeño grupo de vecinos con carteles y panfletos que repartieron a los transeúntes, y dejaron a los habitantes del lugar.
Si bien no se tuvieron que lamentar episodios de violencia ni destrozos, no es la primera vez que Najul es “escrachada” por los grupos provida. Allá por agosto de 2018, unos días antes de la votación del Senado que pondría fin al proyecto impulsado por el ex presidente Macri, la diputada denunció que fuera agredida por grupos provida en el aeropuerto Francisco Gabrielli, mientras aguardaba para subir al avión que la llevaría a Buenos Aires.
Este nuevo episodio de “escrache”, que se suma a los sufridos días atrás por los diputados Facundo Suárez Lastra, Laura Russo, Carolina Gaillard, Cecilia Moreau y José Luis Ramón. Estas movilizaciones pusieron en alarma a la Cámara de Diputados, que conformó un grupo de abogados que intentaría denunciar a los manifestantes.
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De todos modos, por lo bajo reconocen que ésto difícilmente pueda instrumentarse, toda vez que las manifestaciones públicas son reconocidas como derechos constitucionales, y siempre que no exista agresión física, como ocurrió con los diputados Moreau y Ramón, no son punibles las movilizaciones, aunque tuvieran lugar en un domicilio particular.
No obstante, la preocupación suscitada en los diputados ante la escalada de violencia de los grupos provida, que anteriormente no registraban este tipo de agresiones, se vuelca en la posibilidad de que, como reconoció el mismo diputado Suárez Lastra, pueda generar temor en algunos legisladores de votar por el proyecto de aborto legal.
A diferencia de siempre, ahora –en función del aislamiento social implementado por el coronavirus- la mayoría de los diputados deberá votar en su casa, donde están más expuestos a los reclamos de la sociedad civil, y donde en última instancia, todos saben dónde vive como para llamar a su puerta.
Aurelio, de 79 años, fue uno de los manifestantes que concurrió a la casa de la diputada Najul. «Vine con la esperanza que la legisladora bajara a hablar con nosotros, pero no atiende nadie. Quisiera que escuche al pueblo que la votó, porque lo que es acá en Mendoza nadie quiere aborto. Esperaba que diera la cara, pero no bajó”.
Marlene (27), otra de las manifestantes, portando un rosario en la mano, y una remera que decía “Sí a la Vida – la vida no se debate”, pasó largo rato tocando el portero eléctrico con esperanza de que alguien atendiera sin resultados.
Consultada sobre el motivo de su presencia en el domicilio de la diputada, recordó: “Najul votó contra la vida de los bebés inocentes, y contra la voluntad de los mendocinos. Ahora tiene una oportunidad única de reivindicarse, y esperamos que lo haga, por el bien de todos”.
