Un 31 de diciembre 2019, hace un año, el mundo era notificado oficialmente del primer caso de coronavirus. La República Popular China informaba oficialmente a la Organización Mundial de la Salud (OMS) de la aparición del primer caso del denominado Covid19. La información sobre el surgimiento del virus del que ya se venía hablando desde septiembre de 2019 fue celosamente reprimida por el gobierno chino.
El año 2020 comenzó entonces con la mecha encendida de una pandemia que tan sólo en los primeros tres meses del año ya había puesto contra las cuerdas a Europa, llegaba a EE.UU. y golpeaba las puertas del resto de los países del mundo.
La expansión del la pandemia castigo al principio duramente a Italia, con imágenes imborrables del memoria colectiva de la ciudad de Bérgamo, donde se veían camiones militares trasladando ataúdes con los los muertos. España, Francia y el Reino Unido comenzaron a mostrar números alarmantes de casos y fallecidos.
En marzo también EE.UU., empezó a expandir la circulación comunitaria, con números exponenciales la pandemia se espiralizó mientras el mundo observaba atónito la actitud de la administración Trump, que decidió no hacer nada para frenar la pandemia. Retiró a su país de la OMS, acusando a esta organización internacional de impericia y complicidad con China por el manejo de la pandemia.
En un abrir y cerrar de ojos, el virus se diseminó por Brasil, Chile, Ecuador, Perú y más tarde (por el retraso que generó la cuarentena) se multiplicó con potencia a la Argentina.
La escenas de desastre e impotencia se repitieron de país en país como si fueran una fotografía de la misma historia pero en distintos países. El 2020 fue un año en el que el Coronavirus se habrá llevado casi 2 millones de vidas, 2 millones de historias y 2 millones de familias que llorarán su pérdida.
Lo que es muy esperanzador y muy positivo es que parece que la aceleración del virus incrementó los tiempos de investigación de la ciencia. La hoja de ruta de 2021 comienza con la radiografía y la secuencia de la VACUNA. El año comienza tal cual lo señalara el prestigiosos infectólogo Hugo Pizzi, que dijo: “La vacuna es el principio del fin del Covid 19”.
Indudablemente esta guerra en la que se ha embarcado el mundo, contra un enemigo invisible, hoy ya tiene un final que se intuye, es sólo cuestión de tiempo y de hacer lo que hay que hacer en materia de vacunación, vigilancia y control epidemiológico.
Cierro esta columna con este aforismo del célebre escritor argentino José Narosky: “En la guerra, no hay soldados sin heridas”.
*el autor de esta columna es Director Ejecutivo de Emerger