En las últimas décadas, la mente ha sido objeto de estudio de investigaciones como nunca antes en el devenir de la ciencia. Los neurocientíficos saben que la complejidad y el potencial cerebral aún son desconocidos. Hasta hace poco tiempo, todo lo descubierto y aprendido acerca del cerebro estuvo restringido a los neurólogos, psiquiatras y psicólogos. Claro que todo comenzó en cambiar en la década del ’90. Desde entonces, estos avances entraron al campo de la educación, deportes, liderazgo, consejería, y también en la espiritualidad.
«Está comprobado que las personas espirituales tienden a ser menos ansiosas. Se observó que el cerebro de las mismas tiene una menor activación de la corteza cingulada anterior; dicha área se activa en situaciones de estrés y enciende al resto del cerebro, como si le estuviera avisando que hay una amenaza o peligro latente o potencial», cuenta Gabriel Flores Ciani, médico psicoterapeuta, en una entrevista con Tax Noticias.
En ese sentido, Flores Ciani cita un estudio realizado por el Dr. Jordan Grafman, del Instituto Nacional de la Salud de Estados Unidos, el cual mostró que las personas que reportaron haber experimentado íntimamente a Dios, participando en diferentes actividades religiosas, «tendieron a mostrar mayor tamaño en las regiones cerebrales relacionadas con la regulación emocional».
Al congregarse en templos y practicar ejercicios espirituales, explica Flores Ciani, las personas están previniéndose de las consecuencias negativas de sucesos estresantes, en busca de facilitar la resolución de los problemas. «Los templos estimulan la superación de las pérdidas de seres queridos por medio de la fe, la plegaria, la meditación, las creencias sobre la vida y la muerte; buscando ayudar a los que sufren a superar su malestar y aumentar los sentimientos positivos y el bienestar psicológico, afectivo y espiritual», dice el especialista, que estudia los avances de la investigación de la mente a través de las neurociencias.
Autor de varios libres y conferencista internacional, Flores Ciani destaca que «las iglesias brindan distintos tipos de sostén, ya sea emocional, práctico, intelectual y espiritual». «Por lo tanto, de acuerdo a la neurociencia, será un hecho positivo para la estabilidad de la salud psico-emocional de las personas en tiempos como los actuales frente a la pandemia producida por el nuevo coronavirus SARS -CoV-2 que produce la enfermedad COVID-19», remarca Flores Ciani.
Como resultado de las políticas sanitarias impuestas por el gobierno nacional, el cual ha elegido como método de prevención epidemiológico la estrategia de “aislamiento social preventivo y obligatorio”, se ha registrado producto del estrés tanto de la amenaza del coronavirus, como de la estrategia sanitaria arriba mencionada, un aumento de patologías de índole mental. Hoy pueden observarse cuadros de ansiedad generalizada, depresión, aumento de la violencia intrafamiliar con la consecuencia directa en el incremento de femicidios y aumento del consumo de drogas y alcohol, entre otras entidades médicas que reflejan el impacto en la sociedad en general.
«Desde la ciencia médica, se ha entendido la importancia de la espiritualidad, las prácticas religiosas y el rol preventivo en lo que respecta al mantenimiento de la salud mental, debido a la función de que las personas se congreguen en sus comunidades en forma periódica. Allí son contenidas por la sociabilización que se logra con la asistencia y las actividades que se llevan a cabo en esos espacios», considera Flores Ciani. Y luego concluye: «Es de suma importancia que los templos sean declarados como ‘actividades esenciales’ para que estos vuelvan a abrir sus puertas con las pertinentes medidas de cumplimiento al ‘protocolo de seguridad sanitaria’.