martes, octubre 15, 2024

EL PROTOCOLO QUE ANUNCIA EL FIN

Por Raúl Magnasco – Presidente de la Fundación Más Vida y el Partido Celeste

En tiempos en los que se esbozan protocolos para todo, la vieja política parece haber encontrado en esta palabra un refugio para todo, incluso cuando se trata de medidas impopulares, como el protocolo para abortar.

Quienes impulsan el negocio del aborto en nuestro país se valen de los mismos artilugios que les permitieron facturar en otras latitudes: cuando no consiguen la ley del Congreso, ordenan un fallo judicial o un protocolo de un ministro, dependiente de algún gobernante de turno, aunque no revistan legalidad alguna, cargando inefablemente de todo tipo de eufemismos a lo impopular, en un intento de hacerlo menos infame.

Raúl Magnasco preside la Fundación Más Vida y el Partido Celeste.

En los últimos días vimos una Legislatura porteña totalmente ajena a la voluntad popular, aprobando la ilegalidad del aborto. ¿Qué lectura podemos hacer de este evitable bochorno, a dos años de la victoria de la Marea Celeste? Sin dudas se trata de la prueba inequívoca que anuncia un fin de ciclo, el fin del aborto, inserto en un cambio de paradigma político necesario y mas profundo.

Encontramos fundamentos en lo grotesco del protocolo aprobado, cuya terminología adoptada refiere a una expresión de deseo de legalidad que no tiene, y que tampoco han logrado por cuanto requeriría modificar la Constitución Nacional, renunciar a los Tratados Internacionales de DDHH, y reformar el Código Penal, algo que ya fracasó 17 veces (el último intento frenado con un recurso de amparo de la Fundación Mas Vida en 2018).

Este protocolo recurre a una tosquedad inaudita, al coartar las libertades de los médicos y demás personal afectado a la salud, a quienes se les prohíbe cumplir su juramento hipocrático, en el que literalmente dice que no cometerán abortos. Colisiona directa e intencionalmente con el Derecho Humano a la Objeción de Conciencia, pero también cuenta con un apartado referido a cometer abortos para embarazos avanzados de mas de 6 meses, lo que en terminología médica literalmente ya no sería un aborto, sino un homicidio. Al silencio de los inocentes, se le adiciona ahora el silencio de los médicos, cuales verdugos modernos de facto, a quienes nadie permitió hablar.

De mi experiencia investigando este delito en otros países, puedo afirmar que este intento torpe de “meter el aborto por la ventana” denota mas desesperación de cumplir con los requerimientos del FMI que desconocimiento de una casta política en decadencia. Esto se observa incluso en la incoherencia del texto aprobado, que encubre a los violadores, contrariando el discurso de los legisladores que se dicen defender a la mujer. ¿Niña violada a diario por algún conviviente? ¿Niña explotada sexualmente?

Todas entran perfectamente en este nuevo protocolo, incluso si tiene 13 años y sus padres no lo saben. Violadores libres y padres con menos Derechos. Consecuencias de una política obsoleta que comienza a resquebrajarse, una que no representa al pueblo.

Esa desesperación anuncia que el aborto es inviable, y que la única forma que consiguieron de imponerlo fue a espaldas del pueblo, en silencio, sin anuncio ni orden del día. Es la muestra mas lamentable de debilidad de una política cuyos legisladores desconocen la realidad, reconociendo únicamente al poder político, pero valiéndose para su cumplimiento de encerrar a la población civil en la cuarentena mas larga del mundo, y aprovecharla para instalar el aborto en cuarentena. Sin escrúpulos. Sin anuncios. Pero sobre todo sin el pueblo, algo que esta política no-representativa perdió hace muchos años.

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