La apertura de los cuatro teléfonos comenzará este viernes, en la sede de la Fiscalía General de San Isidro. Los funcionarios judiciales buscan extraer todo tipo de comunicación referida a la atención médica del ex futbolista y a lo que sucedió en las horas previas, concomitantes y posteriores al momento de su muerte.
Se trata de tres iPhone –uno de Leopoldo Luque y dos de Agustina Cosachov-, y otro smartphone de otra marca perteneciente a la mujer del neurocirujano, que fueron entregados por los dos profesionales investigados cuando el fiscal general adjunto de San Isidro, Patricio Ferrari –uno de los tres que firman la causa-, le allanó las viviendas a cada uno de los médicos.
La herramienta tecnológica que tienen en la Fiscalía General de San Isidro es el UFED (Dispositivo Universal de Extracción Forense, según sus siglas en inglés); un aparato que permite extraer de un celular, una tableta o cualquier otro dispositivo toda la información almacenada de la memoria o de las tarjetas SIM para su análisis forense.
El viernes será el momento de la extracción de la información, que luego los fiscales analizarán en función del interés de la causa. El objetivo es determinar si Luque y Cosachov eran los responsables de la salud de Maradona en la internación domiciliaria que se montó en el country de Tigre donde falleció.
También fueron secuestrados los dos teléfonos celulares que Maradona tenía en su cuarto, pero por el momento, por una cuestión de respeto a su privacidad, no serán peritados, “salvo que por alguna cuestión lo requiera la causa”, según explicó una fuente judicial a la agencia de noticias Télam.
La misma fuente reveló que las computadoras secuestradas a ambos médicos serán enviadas el próximo lunes a La Plata para ser analizadas al cuerpo de Policía Judicial de la Procuración General bonaerense.
Maradona, la mayor figura de la historia del fútbol mundial, murió a los 60 años el 25 de noviembre pasado al mediodía, en una casa que su familia había alquilado en el barrio privado San Andrés de Tigre, a dos semanas de haber recibido el alta en la Clínica Olivos, donde había sido sometido a una neurocirugía por un hematoma subdural en el cerebro.
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La autopsia determinó que el Diez murió como consecuencia de un «edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca crónica reagudizada» y descubrieron en su corazón una «miocardiopatía dilatada».
Sus hijas declararon en el expediente que todas las cuestiones relacionadas a la salud de su padre eran dirigidas por Luque y Cosachov, los dos profesionales que de acuerdo a un acta firmada por la externación de Maradona -y en la que la empresa Swiss Medical recomendaba internarlo en un centro de rehabilitación- quedaban a cargo de su seguimiento médico.