Por Edgardo Néstor De Vincenzi
Siempre me gusta decirle a las generaciones futuras que en las crisis los capaces crecen y los mediocres fenecen. Es una frase dura pero, a mi parecer, también una enseñanza valiosa. Entender esto nos hace enfrentar con una realidad que no siempre se quiere ver: no importa qué nos pase, sino qué hacemos con lo que nos pasa. Y la salida a toda crisis debe cimentarse en la creatividad y resiliencia.
La pandemia expuso falencias estructurales de nuestro país tras atravesar inédito. Pero quiero insistir que también es una oportunidad para que uno se supere. La pandemia, como tantas otras cosas en la vida, es una variable independiente a nuestra voluntad, algo que no controlamos y nos hace cambiar, actuar en base a las incidencias. Ahora, es cierto que esta crisis está dejando y dejará huellas. Sin dudas se la sufre.
En educación se hizo todo lo posible para sostener la continuidad pedagógica y varias provincias terminaron el ciclo lectivo con presencialidad y actividades de revinculación. Hubo que asegurar el vínculo fluido entre estudiantes, docentes y familias, algo que siempre debe funcionar como un verdadero equipo. Y los condicionamientos impuestos por el COVID-19 son una exigencia para pensar en que todo el arco estudiantil supere las barreras de la desigualdad de acceso al campo educativo virtual.
Hay que pensar en la educación de la post-pandemia y un 2021 con desafíos prioritarios. Para ello es necesario encontrar un equilibrio y una salida con creatividad, si queremos mantener estándares de educación para la Argentina futura. Pensemos que esta crisis es una oportunidad para dejar de lado la mediocridad y no quedarnos en el corto plazo. Es lo que piden y merecen las generaciones futuras, cimiento del país post-coronavirus.
El Ministerio de Educación presentó recientemente el documento «A las aulas» ante organizaciones, instituciones y cámaras educativas, quienes habían manifestado preocupación por el regreso a la presencialidad. Este plan de trabajo para el retorno a las clases presenciales en 2021 contempla un calendario como regla con un piso de 180 días de clases, adecuando los grupos de estudiantes y las instituciones a los protocolos sanitarios aprobados en julio.
Hoy por hoy, el perfil de clases que se piensa es de un modelo híbrido. Se requiere de una dinámica que incorpore los aprendizajes y certezas que se vieron durante la pandemia para repensar y modificar el campo pedagógico y organizativo.
La educación debe pensar firmemente en pedagogías que -además de habilidades y competencias relacionadas a la comunicación, el arte, ciudadanía responsable, cuidado de sí mismo, aprendizaje autónomo y desarrollo, creatividad, pensamiento crítico, resiliencia, etc.- desarrollen, sobre todo, las habilidades para hacer frente a las situaciones imprevistas por medio de la previsión y prevención.
Por ello, hoy más que nunca y en lo referente a educación, se debe poner el foco en formar “Ciudadanos del Mundo” como prioridad. Personalidades que no sólo cuenten con habilidades y competencias para adaptarse a escenarios previsibles, planificados, sino a los impensados y excepcionales, como el que nos impuso e impone el coronavirus.
* El Dr. Edgardo Néstor De Vincenzi es:
Presidente de la Confederación Mundial de Educación (COMED)
Presidente de la Federación de Asociaciones Educativas de América Latina y el Caribe (FAELA)
Rector Emérito de la Universidad Abierta Interamericana (UAI)
Asesor General del Grupo Vanguardia Educativa (VANEDUC)