La secretaria General del Sindicato de Amas de Casa estuvo en el ciclo que conduce Laura Saiz Donato y se emite por Cba24n, el primer canal universitario digital con noticias del interior de la Argentina.
Entre otros temas, Pimpi Colombo se refirió al voto femenino y los derechos políticos. Al recordar que las mujeres argentinas votaron por primera vez en las elecciones presidenciales de 1951, tras una ley aprobada durante el gobierno de Juan Domingo Perón, la dirigente sindical dijo: «En ese momento, las mujeres sólo teníamos partida de nacimiento. No teníamos documento de identidad, porque carecíamos de derechos».
«Hubo un tiempo en que las mujeres debieron ser empadronadas. Eso explica que, pese a ser de muy distintas edades, muchas podían tener números consecutivos de Libreta Cívica», señaló la secretaria General del Sindicato de Amas de Casa.
Por otra parte, Colombo evocó la Ley de Empleadas Domésticas de 1955. «Después de su aprobación, fue derogada cuando empezó la Revolución Libertadora y sustituida en 1957 por un decreto ley, que recién pudo modificarse en 2013. Treinta después del regreso de la democracia al país, se pudo hacer una legislación que regula el trabajo remunerado de las empleadas domésticas. Hay un largo trecho por caminar para que goce plenamente de los derechos», aseguró.
Además, Pimpi Colombo destacó la figura de Eva Perón: «En su libro La Razón de mi Vida, consideraba que las mujeres que se casaban debían tener derecho a percibir un ingreso del Estado que fuera remunerado por todas las personas que tuvieran un ingreso -ya sea mujeres y varones- haciendo un fondo común para financiarlo».
«En aquel momento, donde había pleno empleo y oportunidades, las mujeres de todas partes del país venían a la Capital Federal y entraban a trabajar en comercios, peluquerías, casas y tenían un ingreso propio. Para preservar ese lugar desempeñado por las mujeres, Evita pensaba que el hecho constituir un hogar debía ser respaldado de manera constante».
A su vez, Pimpi Colombo dijo que las mujeres argentinas sufren tres discriminaciones. «Una es nacional, porque formamos parte de un país que no ha logrado su desarrollo pleno. Otra, porque somos mujeres. No tenemos las mismas oportunidades y el mismo trato. Y la tercera es una discriminación social. porque a lo ya mencionado se le agrega un componente muy fuerte para la situación de desigualdad».
En tanto, Pimpi Colombo abordó la iniciativa para que las Amas de Casa perciban un sueldo por parte del Estado: «Al principio, los machistas decían ‘cómo nos iban a pagar por ese trabajo’. Y las feministas sostenían que queríamos eternizar a las mujeres en la tabla de lavar».
«Nuestra respuesta a los machistas fue que el trabajo se hace con amor. Todos los trabajos son mejores si se hacen con amor. Para nosotras es amor y es trabajo. Ese argumento de que porque es amor no puede ser remunerado, es infame. Lo mismo que el argumento de que queremos dejar a las mujeres en la tabla de lavar y en la cocina. Sólo se explica entre gente que no tiene problemas económicos», concluyó.
