Brenda Leiva es la cuarta madre que reconoce a la enfermera Brenda Agüero en la sala de parto o de recuperación, la principal acusada en el brutal caso. Reveló que, luego del parto, su hijo Junior se dormía, tenía la lengua afuera y temblaba. Estuvo internado 12 días en terapia.
Brenda Leiva es mamá de Junior, un bebé sobreviviente del Hospital Materno Neonatal, donde 5 recién nacidos fueron asesinados y 8 lograron subsistir, entre ellos el nene nacido el 11 de mayo de 2022. Durante el octavo día del juicio por el brutal caso, Leiva recapituló la traumática situación que debió atravesar junto a su familia y reveló lo que le dijo la jefa de Neonatología luego de que el nene se descompensara. “Si esperabas media hora más, tu hijo se moría”, fue la dura confesión.
Leiva es la cuarta madre que reconoce a la enfermera Brenda Agüero en la sala de parto o de recuperación, y contó que la médica le dijo que era «su tocaya», aunque no pudo verle la cara. La Cámara 7ª del Crimen mantiene abierto el debate oral y público para esclarecer responsabilidades en los ataques seriales a 13 recién nacidos, entre el 18 de marzo y el 6 de junio del 2022.
Agüero es la principal acusada de los 11 imputados: se encuentra detenida bajo prisión preventiva desde el 19 de agosto de 2022 y fue imputada por el delito de “homicidio calificado por procedimiento insidioso reiterado». Dos meses después, la Justicia confirmó que la detenida había buscado en Google cómo dosificar potasio e insulina en chicos recién nacidos.
En su testimonio, Leiva contó que, pese a que le detectaron diabetes gestacional en el séptimo mes, su hijo nació «con normalidad» y sostuvo que en su parto «había varias personas entre médicas y enfermeras». La mamá de Leiva, abuela del niño, comenzó a notar que estaba frío y por eso debieron pedir asistencia. El personal médico le indicó que debían ponerlo en incubadora, donde permaneció dos horas en presencia de la abuela.
Luego, el bebé volvió con su madre, quien quedó sola con el niño en la sala. La situación comenzó a ser desesperante: Junior se dormía, no succionaba, tenía la lengua afuera y temblaba. Cerca de las 23, enfermeras de neonatología lo atendieron, vieron que no tomaba la mamadera y, tras esto, su madre reveló que los médicos le dijeron: “Tenés que irte porque tu hijo queda internado”.
A partir de ese momento, el niño estuvo internado 12 días en terapia. Los partes médicos indicaban que sus niveles de insulina eran altísimos y que no eran compatibles con los que podría tener un bebé nacido tras un embarazo con diabetes gestacional. En relación con el estado de salud actual de su hijo, Brenda Leiva informó que “hoy esta bien aunque sufre mucho de broncoespasmos y toma medicación para los bronquios».
Por su parte, Tamara Hermosilla, la mamá de Luna, apuntó directamente contra la enfermera Brenda Agüero por la descompensación de su bebé el 25 de abril del 2022. «No sé qué grado de locura tiene. Que me mire con esa cara de que no fue. Yo sé que fue ella. Le di a mi hija en sus brazos», señaló.
El testimonio de Hermosilla de este miércoles se produjo luego de la declaración de Julieta Guardia, la mamá de Ibrahim, el bebé que murió el 23 de mayo de 2022 en el centro de salud. En este caso, Tamara aseguró que su embarazo «estuvo bien» y que la bebé «estaba perfecto». Sin embargo, todo cambió cuando apareció Agüero.
“Yo la tenía a mi hija, pero en la cama estaba muy mal acomodada, entonces entra una enfermera, vestida de blanco, con cabello negro. Como me trajeron un té y un pan, me dijo ‘te lo tengo un segundo’. Y sale con mi bebé, le recalco que estaba bien. Y se la lleva como 20 minutos, un montón”, relató.
Luego, detalló la situación cuando tuvo a su hija nuevamente en brazos: «Cuando me puedo acostar y me la dan, noto que tenía sangre en el pantalón, tenía un pinchazo en la ropa. Y cuando con mi hermana le cambiamos el pañal, para sacarle el meconio, vemos que en el pañal tenía sangre, con la marca de un pinchazo del tamaño de la punta de una lapicera”, afirmó.
Al otro día, la revisó una cardióloga, quien ordenó estudios. Le detectaron bradicardia -menor velocidad que lo normal en los latidos del corazón- y se lo atribuyeron a un problema hereditario. Más tarde, en la historia clínica, aparecieron niveles altos de potasio, que serían la explicación de las lesiones que con la forma de cicatriz aún tiene la bebé que sobrevivió.