Este año comienza a transitar sus últimas semanas y con esto se concluye un nuevo ciclo lectivo. El 2021 fue marcado por la novedad de la vuelta a clases presenciales a lo largo y ancho del país, pero el 2022 se avecina con los conflictos tradicionales: paros, anuncio de demora en el comienzo de clases, discusiones por la remuneración, y nuevos problemas entre los representantes de los docentes y las autoridades del sector ocuparán las primeras jornadas del año.
Si bien parece que hace mucho tiempo no se escuchan conflictos entre los gremios docentes, lo cierto es que la vuelta a la normalidad traerá consigo los métodos tradicionales de aquellos hombres y mujeres encargados de ponerse al frente de los educadores e integrantes de las escuelas. Desde las próximas semanas seguramente comenzaremos a escuchar los conflictos que marcarán nuevamente la agenda y sin duda sembrarán con ella la incertidumbre en toda la comunidad educativa.
Ante este escenario es que reafirmamos nuestro compromiso de cara a los alumnos, estudiantes, docentes, padres y todos aquellos que componemos la comunidad educativa: seguiremos defendiendo todos los reclamos docentes como hace casi 40 años, pero con los chicos dentro de las aulas, sin aceptar ningún tipo de paro que afecte nuevamente el normal desarrollo de los jóvenes en las aulas.
Solo basta considerar las palabras del ministro de Educación, Jaime Perczyk, quien vaticinó que “llevará 3 años recuperar lo perdido durante la pandemia en el ámbito educativo”. Con esta premisa es que tenemos que ser fundamentalmente responsables y serios. No podemos volver a caer en las nefastas prácticas sindicales que han avasallado el sistema educativo, que han arrasado con la formación de niños y niñas de todos los niveles, y que sobre todo se han utilizado para hacer política partidaria y no para defender a los trabajadores. En síntesis, tenemos que lograr recuperar el tiempo perdido y sentar las bases para una discusión seria: la actualidad exige un sindicalismo responsable y fuerte que esté a la altura de las circunstancias, con métodos claros, transparentes y honestos que, a su vez, jerarquicen al Docente y a su tarea, y la revaloricen a los ojos de la sociedad.
Tal vez pensar en este tipo de sindicalismo docente pueda ser un problema para más de uno de los actores tradicionales. Lo cierto es que desde nuestro espacio debemos considerar esto como un nuevo paradigma que nos marcará el futuro: los nombres propios conocidos son parte del pasado y del problema. Nosotros queremos trabajar para la educación de la Argentina que se viene y ser parte de la solución. De una vez y para siempre.
UN NUEVO PARADIGMA DEL SINDICALISMO DOCENTE – Por Facundo Lancioni Kaprow
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